El 6 de julio se realizaron las elecciones en el Sindicato
de Obreros y Empleados Azucareros del Ingenio Ledesma (SOEAIL). Resultó
vencedora la Lista Gris, encabezada por Vargas, que tendrá su tercer mandato
consecutivo. Votaron más de la mitad de los afiliados: 1715 sobre 3236 (53%).
La Gris obtuvo 1531 votos (89%), la Verde 146 votos (8,5%), la Roja 34 votos
(2%) y 4 votos fueron en blanco. La lista Roja era identificada por los obreros
como la más afín a la patronal, la Verde provenía de un sector que se había
presentado en 2014 y su campaña se centró en sacar “trapitos al sol” de la
actual directiva sin mayores elementos.
¿De qué elecciones estamos hablando?
Las patronales de los ingenios están librando una
ofensiva sistemática contra los trabajadores.
El primer Congreso de la Federación Azucarera Regional
(FAR), realizado este año, presentó un pliego reivindicativo que parte de un
piso salarial de $ 23.300 para todos los obreros de los ingenios de Salta y
Jujuy y una campaña contra la persecución judicial de las comisiones directivas
de los sindicatos, entre ellos el de Ledesma.
Las elecciones en el SOEAIL estaban convocadas para el
16 de junio, sin embargo el ministerio de Trabajo nacional las suspendió
haciendo lugar a dos cartas documentos de ex integrantes de la lista Gris que
cuestionaron a la Junta Electoral y suspendió la elección antes que la propia
Junta pudiese contestar. Al estar convocada la elección el último día del
mandato, se corría el riesgo de que el gobierno pidiera la intervención del
sindicato. El gremio convocó una asamblea, que fue masiva, el 26 de junio donde
alrededor de 600 obreros votaron poner fecha a las elecciones para el 6 de
julio. Días antes de la elección, el jefe de asuntos legales de la empresa
Ledesma solicitó la intervención de la obra social (OSPAIL) aduciendo que el
mandato estaba finalizado: una avanzada contra la familia obrera, contra los
recursos del sindicato (una parte sustancial de los recursos del gremio van a
la obra social) y la punta de lanza para avanzar sobre el propio sindicato. Un
día antes de la elección, el 5 de julio el Ministerio de Trabajo envió una nota
declarando la “ineficacia jurídica” de lo resuelto en la asamblea que convocó a
las elecciones. En este escenario, la patronal y el Estado se jugaron a fondo
para vaciar la jornada, pero la Comisión Directiva decidió mantener la elección
frente a este ataque.
El 6 de Julio, frente a la negativa de la empresa de
ceder los espacios para los cuartos oscuros, la directiva armó gazebos en las
calles internas y alrededores para que los trabajadores pudieran votar. En otra
acción para vaciar la jornada, las restantes dos listas retiraron sus votos al
mediodía argumentando que la elección no contaba con el aval del Ministerio de
Trabajo, lo que terminó de retratarlas como cómplices de la ofensiva del
gobierno y de la patronal. En las condiciones creadas por esta ofensiva y el
retiro de las listas “opositoras”, que haya votado el 53% es una clara victoria
de los trabajadores contra la injerencia del Estado – como agente de la
patronal – en la organización obrera.
En 2011 y 2014, la lista Gris había ganado las
elecciones en un escenario donde competía contra más listas y en elecciones más
parejas. A través de las luchas que se dieron en los últimos años se ha
producido una clarificación de tendencias entre el bloque de fuerzas que
constituye la actual Directiva y las listas pro patronales de oposición.
Un laboratorio de la lucha de clases
En 2014 hubo una gran lucha en El Talar (donde se produce
aproximadamente un tercio de la caña que muele Ledesma). Los obreros reclamaban
una serie de reivindicaciones, entre las cuales la principal era el pase a
planta, ante la tercerización que la patronal ha impuesto para varias
actividades. Luego de casi un mes de conflicto, este se resolvió con el pase a
planta de los obreros pero con el despido e indemnización de los delegados, los
verdaderos motores y organizadores de esa lucha. Comenzó así una etapa de
victorias limitadas (una paritaria, alguna mejora en condiciones laborales)
pero en el marco de terribles imposiciones al conjunto de los trabajadores en
cuestiones estratégicas como son las condiciones laborales. En este escenario,
la patronal de Ledesma logró imponer el turno relevante (los obreros de El Tabacal
enfrentaron en su momento un lock out patronal en 2016 por más de 70 días
contra esta modificación del régimen laboral, y hasta el día de hoy no se ha
logrado imponer).
En 2016, en el marco de la paritaria, la policía
reprimió a los trabajadores que pretendían ingresar a la planta para reclamar
por el salario, frente a la provocación de la empresa, que no realizaba oferta
alguna. El SOEAIL respondió con el corte de la ruta nacional 34 en el acceso al
pueblo de libertador General San Martín (donde se encuentra el Ingenio) y el
gobierno de Gerardo Morales denunció penalmente a obreros y dirigentes del
gremio y aplicó una multa millonaria al sindicato. El conflicto por la
paritaria se zanjó por encima de la pretensión patronal (un mínimo de $
17.000), pero a fines de 2016, la patronal arremetió de nuevo imponiendo la
modificación del convenio colectivo de trabajo por contratos individuales entre
la patronal y el obrero, saltando al gremio, que se conoció como “H3”. Este
acuerdo pretendía, sobre la base de pagar unos pesos más en el salario, la
pérdida de las categorías, la libre disposición de los trabajadores por parte
de la empresa, entre otros ataques. La reforma laboral de Brasil entre
nosotros.
La batalla pendiente por la independencia obrera
En 2015, la Comisión Directiva del SOEAIL apoyó
políticamente a Gerardo Morales y Massa para las elecciones, inclusive prestó
el sindicato para un acto de esta fuerza en Ledesma. Antes, habían apoyado el
emprendimiento electoral de Milagro Sala. Aunque han denunciado a Morales por
su política contra los trabajadores, nunca se conoció una reflexión pública
sobre este abandono de la independencia obrera, primero a favor del gobierno
supuestamente nacional y popular, luego a favor de Cambiemos. Esto es
doblemente importante para una dirección que ha tenido el mérito de enfrentar a
los mismos a quienes llamó a votar y a la que le esperan batallas decisivas
frente a una de las patronales más negreras que conoce el país. La industria
azucarera está organizada en el CARNA (Centro Azucarero Regional de la Nación
Argentina), forma parte de la base social de Cambiemos y es cabeza de puente de
la reforma laboral que intenta el oficialismo. Es significativo que el sector
azucarero sea uno de los más reactivados del agro, sin embargo hay conflictos
en todos los ingenios porque las patronales, en un cuadro de ganancias e
inversiones multimillonarias, plantean modificar todas las condiciones
laborales del sector, llevándolos a las condiciones de cien años atrás.
El SOEAIL forma parte de la fracción de la CTA
Autónoma identificada con la Unidad Popular de Víctor de Gennaro, en la que
actúa el PCR. Pero los trabajadores azucareros de Ledesma deben reflexionar
seriamente si se los quiere inducir al voto a este movimiento político, porque
forma parte de la coalición gobernante, es decir de Cambiemos a través de la
lista de 1 País (Massa).
Llamamos a una campaña por el reconocimiento de las
elecciones en el SOEAIL, por el retiro de todas las demandas judiciales contra
directivos y trabajadores, por la victoria de la lucha planteada en la
paritaria.
La alternativa en Jujuy es clara: o los candidatos de
Blaquier o el voto al Frente de Izquierda. Construyamos juntos el Partido
Obrero.
Iñaki Aldasoro
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