El nuevo escenario de lock-out en
Lear y Donnelley, la intervención de Capitanich contra las huelgas y
ocupaciones y su ataque contra el PO, la nueva represión, el gran paro docente
por la reapertura de las paritarias, luchas como la del Ingenio El Tabacal, el
paro de Fate, el del subte, la huelga colosal de los docentes universitarios en
Tucumán, todo esto configura una tendencia del movimiento obrero hacia la
huelga general. A ella se suman todos los días nuevos anuncios de despidos y
suspensiones. Al calor de despidos masivos, la resistencia obrera se extiende,
como ocurre en Honda o con el cierre definitivo y previsible del frigorífico
Estancias del Sur, en Córdoba, o Nueva Escocia, en Luis Guillón.
En oposición a esta tendencia, el
gobierno se empeña en reforzar su presión por la ‘unidad nacional’, con la
‘disyuntiva’ de la “patria o buitres”. La consigna de la ‘unidad nacional’ está
dirigida esencialmente contra el reclamo de un paro nacional. La burocracia de
todas las centrales sindicales ha venido coqueteando con el paro, con el único
fin de ganar tiempo y echar lastre. La presión desde abajo, sin embargo, sigue
subiendo. La crisis cambiaria que anuncia la salida de dólares a través de la
Bolsa, se encargará de aumentar aún más esta presión social.
Ocurre que el litigio con los
fondos buitre es apenas una arista de la crisis en curso y, de lejos, la menos
relevante. Para salir de este pantano, la burguesía ha cerrado un acuerdo en la
necesidad de proceder a una fuerte devaluación del peso, es decir a reconocer
abiertamente la bancarrota financiera, para enseguida levantar el cepo
cambiario. Se trata de un cambio de toda la ecuación de la crisis de deuda
externa, porque la desvalorización del patrimonio y del producto interno sería
la carnada para atraer una onda de capitales especulativos, que refinanciaría
los vencimientos de deuda que son imposibles de pagar con el actual nivel de
reservas.
La durísima etapa de lucha
reivindicativa que se ha iniciado, se combina entonces con un ataque de
conjunto y con una declaración abierta de crisis del régimen económico vigente
y del régimen político. La dureza de la lucha la pueden testimoniar los
docentes universitarios tucumanos que libran una batalla de casi noventa días
sin que se produzca otra oferta que las intimaciones, descuentos e intentos de
aislamiento, y que incluye el auxilio de la oposición de la UCR y Unen al
gobierno de Alperovich. Lo constatan los bancarios, cuyos soberbios paros
contra el impuesto al salario son ignorados por las patronales y el gobierno.
Es claro que la burguesía ha renunciado a dar respuestas parciales a conflictos
que forzosamente se volverán a plantear por la ausencia de una salida de
conjunto. La salida de la clase capitalista es la devaluación. La crisis con
los buitres se zanjará en el marco de la devaluación. La recesión en marcha,
que se acentuará tras la devaluación, es un arma de las patronales para
recortar conquistas, ingresos y puestos de trabajo, y enfrentar al movimiento
obrero combativo. Medidas como los subsidios a las empresas (Repro) no
resuelven una sola de las demandas, desfinancian a la Anses e incentivan la
sustitución del personal en actividad por el que viene con el subsidio bajo el
brazo.
En este cuadro, el Sutna San
Fernando está muy movilizado por un accidente de trabajo y por el impacto
impresionante del impuesto a las ganancias en su salario, ha disparado una gran
iniciativa de movilización conjunta en los próximos días. La asamblea de Lear
ha votado una reunión de todo el sector combativo para resolver una acción
generalizada. La CTA de Micheli ha propuesto a la Coordinadora Sindical
Clasista-PO realizar una jornada nacional. Se han creado todas las condiciones
para una gran movilización en 15 días con fecha tentativa el 26 de agosto, algo
que hemos venido planteando en forma sistemática desde estas páginas. Es una
iniciativa importante porque apuntala el reclamo a las centrales sindicales de
un paro activo nacional de 36 horas.
Entonces, a ganar la calle con
una gran demostración de fuerza del movimiento obrero combativo.
Néstor Pitrola
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