Con el anuncio de no aplicar el impuesto al salario sobre el medio
aguinaldo, Cristina K terminó desautorizando a su propio elenco oficial
-desde Capitanich-Kicillof y sus defensas “filosóficas” del impuestazo
hasta la burocracia de Caló, e incluso a sí misma, ya que se cansó de
repetir que “ganancias no se toca”. Claro que el impuesto al salario
sigue entre los ‘intocables’; el gobierno echó lastre con el medio
aguinaldo para salvar la vida de ese impuesto confiscatorio que se lleva
hasta dos salarios anuales. Se trata de decenas de miles de millones de
pesos que van a parar a las arcas de las contratistas y al pago de la
deuda externa.
La burocracia sindical, con el reclamo de eximir al medio aguinaldo del
impuesto al salario, dejó de lado la reivindicación de un aumento de
salarios y jubilaciones que compense la inflación. Acotó el programa de
lucha a una franja de trabajadores. En diversos lugares, las empresas ya
se habían hecho cargo del monto del impuesto sobre el aguinaldo, que
luego descargarán como un costo de su propia hoja de impuestos. Esta
concesión patronal en el caso de los bancos privados desarrolló una
tendencia a la huelga en la banca pública, la que ahora queda desarmada.
El programa de la burocracia fue diseñado para fragmentar al movimiento
obrero y la posibilidad de una lucha de conjunto. Los sindicatos
oficialistas, por otro lado, han hecho lo mismo con el reclamo de un
bono que se dirime en cada empresa y no como una acción general.
La fragmentación de las reivindicaciones fue concebida para
obstaculizar un paro general. Los kirchneristas del subte, como
consecuencia del anuncio presidencial, han quedado en orsai: quisieron
desviar la lucha contra el gobierno nacional con un reclamo a Macri,
pero el que soltó la presa no fue éste sino los K. La decisión de CFK
también ha dejado pedaleando en el aire a estos oficialistas. Está claro
que la burocracia de diversos colores rechazó el planteo de reabrir las
paritarias -que es un planteo de conjunto- porque esto conducía,
precisamente, como por un tubo a la huelga general.
En este cuadro, ¿mantendrá el paro de veinticuatro horas la CGT
opositora o Moyano también se limita al medio aguinaldo? 'Prudente',
como se autodefine, probablemante meta violín en bolsa.
La huelga general se encuentra en la agenda de los trabajadores en esta
etapa, pero aún deben madurar las condiciones necesarias. En lo
inmediato, las direcciones combativas enfrentan la necesidad de
prepararse a fondo contra despidos y suspensiones para no repetir el
aislamiento de Gestamp, Lear y varias fábricas más, y pelear por la
compensación de fin de año para todos los trabajadores, con
independencia de que se encuentren o no afectados por el impuesto al
salario.
Más allá del movimiento obrero, están presentes los reclamos navideños
de los movimientos sociales. Ofrecen la oportunidad de disputar el
copamiento de buena parte de ellos por parte de los punteros K. Tenemos,
asimismo, a los jubilados, cuya organización independiente ha
retrocedido mucho en más de una década. En resumen, apoyamos todos los
reclamos y luchas parciales, y promoveremos una campaña de agitación
contra el brutal despojo que sufren los trabajadores a manos del
gobierno nacional y popular.
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