Eduardo y Alberto
Fellner y Matuk dos viejos conocidos ajustadores y
represores de los trabajadores.
El gobernador Eduardo
Fellner y el ministro de gobierno Alberto Matuk, ayer Miércoles 5 de mayo
cortaban extasiados la cinta celeste y
blanca de la nueva central de policía de la provincia de Jujuy. Mientras esto
pasaba aún seguía detenido el secretario gremial del SEOM Sebastián López y acusaban a miembros del sindicato de
“usurpación” incluido su secretario general Carlos “Perro” Santillán.
Eduardo Fellner y
Alberto Matuk son viejos conocidos y saben de estas situaciones. Seguramente en
rueda de amigos o cenas en la calle Güemes deben compartir anécdotas de la
década del 90 cuando en el gobierno de Carlos “el chato” Ferraro, eran testigos
directos y coresponsables de la brutal represión al pueblo de Libertador Gral. San Martín,
durante el 19,20,21,22 de mayo del año 1997.
Eduardo y Alberto
ocuparon roles centrales en el gobierno de Ferraro. En ese momento disfrutaban
de las últimas mieles del neoliberalismo de Menem, ya que el movimiento obrero y
los trabajadores desocupados más una juventud rebelde se transformaban en la
punta de lanza de la resistencia de una
clase trabajadora brutalmente golpeada por la inflación, los despidos y las
privatizaciones. Este joven proletariado, es el que asustaba a la burguesía
jujeña de la pizza con champagne y motivaba que Ferraro dijese en aquellas
horas álgidas, sobre la represión que había sido un principio de acción y reacción.
Hoy Eduardo Fellner
y Alberto Matuk, los que cortan la cinta, accionaron con diferentes
responsabilidades en ese momento contra los trabajadores y desocupados, y
enviaron la gendarmería con la anuencia de Menem, Corach, Duhalde, Ferraro, a
reprimir. Sin embargo el tiro le salió mal y el 22 de mayo la gendarmería se
iba derrotada del pueblo de Libertador a las periferias y hospedajes que le
ofrecía la empresa Ledesma.
Como suele decirse,
mucha agua corrió bajo el puente, sin embargo, muy pocas cosas han cambiado.
Una parte de los desocupados de la década del 90, se compraron un auto y
remisean, otros la siguen peleando con un kiosko, otros tienen trabajaos menos
precarios que los viejos planes trabajar, sin embargo todos tienen algo en
común, sufrir la precariedad.
Un 40 % de trabajo
en negro, un 60 % de trabajadores que dependen del Estado y una ley paritaria
que pretende someterlos a la obediencia total y una población que se sigue amontonando en
las periferias sin planificación previa y el dato más desolador, amontonados en
las casas, donde llegan a vivir dos o tres familias. Ya el 2011 fue el
levantamiento popular de toda la provincia que una vez más levantaba las
banderas del 90, reclamando lugares dignos en donde vivir. Los trabajadores de aquella época y los
trabajadores de hoy, siguen con las mismas cuestiones pendientes a resolver,
una casa digna y no prestada, un trabajo en blanco y no en negro o precario, un
salario acorde a la canasta familiar un
82% móvil…muchas cosas siguen igual y sin ser respondidas.
Cuando Eduardo
Fellner terminaba de cortar la cinta y la misma caía suavemente sobre el piso
acompañada de aplausos, miró a su amigo
Alberto Matuk, que no estaba al tanto del evento, que estiraba el cuello
desesperado por saber si a lo lejos lo que se veía era una humareda de goma
quemada cerca de Higuerillas o tan solo una nube negra y espesa de esas que
traen grandes tormentas. Alberto movió su muñeca acomodándose el reloj, como lo
hace siempre, (gesto nervioso, ¿quizás?) miró a su amigo y le sonrio.
Sea una gran
tormenta o una goma quemada, tanto Eduardo Fellner y Alberto Matuk, saben que
algunas cosas sí han cambiado y es que los trabajadores empiezan a abandonar
los barcos que se anunciaban al paraíso, han hecho la experiencia …….y eso los
pone mal.
Corresponsal
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La jujeña cuando besa, no besa por frivolidad. El beso, el beso recorre por todo el norte jujeño y define modos de vida diferente y que ha vivido en desigualdad de reconocimientos y derechos. Puede usted besar en la mano, o puede darle un beso de hermano, así cualquiera lo da; pero no garantiza la voluntad para comprender al otro, ni la tolerancia para la aceptación mutua. Solo es el poder por el poder de imponer a desposeer sus riquezas. Es que a muerto el macho jujeño, junto con el ideal de: “mis cabecitas negras”. Hasta permite que lo arresten como a un perro sin dueño. Y asi… la besara cuando quiera. Pero un beso de amor, no se lo dan a cualquiera.