El adelantamiento de los comicios en las provincias ha corroborado la
consolidación electoral del Frente de Izquierda y tiene lugar luego de una
confrontación política creciente con los gobiernos y partidos de la burguesía,
incluida la creciente actividad legislativa y municipal. Este desenlace es la
victoria de un método político que consistió en luchar por separar a los
trabajadores y a la juventud del nacionalismo burgués decrépito, como el que se
manifiesta en el kirchnerismo. Esta ha sido la estrategia del Partido Obrero
desde mucho antes del ciclo político actual, al cual encaró sobre esta base
desde su nacimiento mismo. Fue derrotado en la izquierda el seguidismo al
peronismo, que aniquiló la posibilidad de una lucha revolucionaria en los '70 y
continuó como un cáncer luego de la dictadura militar. El desarrollo del Frente
de Izquierda, que sorprende a muchos, tiene el significado histórico de
encarnar un principio de desplazamiento de las masas del nacionalismo patronal
hacia la izquierda obrera.
En estos términos caracterizamos los resultados obtenidos en Orán y El
Bordo, en Salta; en el cordón industrial de San Lorenzo, Rafaela y Villa
Constitución, en Santa Fe; en los municipios mendocinos de Guaymallén, Las
Heras o Luján de Cuyo, o en el centro minero de Andacollo en Neuquén.
Campaña presidencial
La separación de varias elecciones provinciales de la nacional no ha
alcanzado para ocultar el lugar central de la disputa presidencial, donde la
mayoría de los sondeos de opinión ubican a Altamira en el quinto lugar,
disputando el cuarto al centroizquierdismo en extinción, cuya última tabla de
salvación encabeza Margarita Stolbizer. Enfrentamos la situación inédita de que
a la candidatura única de la patronal (dividida en tres variantes) se proyecta
como oposición el Frente de Izquierda, con un piso electoral que podría estar
cercano al millón y medio de votos. En estos términos, 2015 podría convertirse
en el escenario de la etapa política que se inicia a fin de año -con la
izquierda revolucionaria como alternativa para millones de trabajadores. La
repetida batalla contra los ‘ajustes' de los gobiernos capitalistas tendría un
nuevo protagonista en el campo político, ni qué decir de los temblores que
provocaría en el seno de los sindicatos. Una polarización entre la izquierda y
los partidos capitalistas en la escena política refleja el hundimiento del
llamado progresismo, tanto en el campo centroizquierdista como en el
kirchnerista. Stolbizer se ha sumado como cuarto violín a la coalición política
armada entre el PRO y la UCR en varias provincias; el ‘paladar negro’ de los K
se encamina detrás de Scioli, uno de los candidatos alternativos del
imperialismo. En oposición a esto, el Frente de Izquierda ha atraído a
numerosos agrupamientos combativos, muchos de los cuales se referencian
críticamente en el chavismo y en el indigenismo altoperuano. Así quedó en
evidencia en el reciente acto del 1° de Mayo.
En este cuadro, las encuestas de opinión registran una intención de
voto para Altamira que duplica los resultados legislativos de 2011 y recoge el
pleno de los de 2013. Refuerzan estos datos los que recoge Néstor Pitrola, en
la provincia de Buenos Aires, que llegan a veces al 8%. En el territorio
bonaerense, el retroceso del centroizquierdismo es absolutamente completo.
A partir de esta caracterización, nuestro partido ha desarrollado una
enérgica campaña presidencial, incluso antes de que la multitud que se reunió
en el Congreso del movimiento obrero y la izquierda, en noviembre pasado, en el
Luna Park, proclamara a Altamira como candidato a la Presidencia, con el apoyo
de Izquierda Socialista. El registro relativamente elevado de los sondeos
refleja esta campaña política, más allá de la condición del liderazgo nacional
de Altamira.
Altamira ha participado en forma intensa en las campañas locales de los
últimos meses, en esa condición.
Mandato
Para dar un impulso decisivo a la campaña específicamente presidencial,
llamamos a desarrollar a fondo las Paso del Frente de Izquierda. Es necesario
que vayamos a las elecciones generales con un mandato masivo y definido por la
candidatura presidencial de Altamira, más allá de su participación en el apoyo
al Frente de Izquierda y al PO en las elecciones provinciales. La unidad
política revolucionaria de la izquierda es siempre poderosamente positiva
porque desarrolla un polo contra el capital y el Estado. Pero puede poner de
manifiesto un aspecto negativo cuando la diversidad de ese polo actúa como un
factor de freno y como neutralización de suma cero. Esto es lo que se ha venido
acentuando en el último tiempo, incluido un faccionalismo exacerbado, que llega
hasta la usurpación de la representación política común. Tolerar esto, siquiera
un minuto más, sería sinónimo de sabotaje a la campaña presidencial. Las
manifestaciones acerca de que “tenemos hasta julio para acordar", conducen
a un inmovilismo inaceptable.
Tampoco es aceptable que no se defina el marco de integración de
organizaciones como Pueblo en Marcha y a los compañeros de Pueblo Unido que
lidera el "Perro" Santillán, sobre una base estricta de principios,
cuando, por el contrario, se había organizado con estos grupos políticos el
Encuentro Sindical Combativo -sin ninguna clase de principios. El acta acordada
entre Altamira y el "Perro", en enero pasado, debe servir como marco
para acuerdos electorales entre el Frente de Izquierda, por un lado, y las
numerosas organizaciones que se acercan al Frente, por el otro. Estas
organizaciones vienen hacia el Frente de Izquierda bajo la presión política
creada, por un lado, por el conjunto de la crisis y el desmembramiento de las
fuerzas patronales y, por el otro, por el desarrollo de un canal electoral obrero
y socialista por parte del Frente de Izquierda.
La clase obrera
La campaña por las Paso del Frente de Izquierda debería estar
acompañada por la convocatoria a un gran encuentro sindical, que conjugue la
lucha política de los tribunos del Frente de Izquierda con el activismo obrero
que lidera las luchas contra el ajuste y por la continuidad de la huelga
nacional del 31 de marzo pasado.
Las Paso del Frente de Izquierda deben seguir un método político. El
adversario a vencer son los Scioli, Macri y Massa -o sea, los candidatos y los
partidos capitalistas. La regla número uno de un frente único de la clase
obrera es la defensa de la discusión y el repudio al faccionalismo. El
objetivo es proyectar ya la campaña
presidencial y la de todas las candidaturas ejecutivas y legislativas en todo
el país, y obtener para ellas un mandato de base. Una campaña de suma cero está
excluida para nuestro partido. A partir del apoyo inequívoco que Izquierda
Socialista ha dado a la candidatura de Altamira, le hemos propuesto compartir
la fórmula presidencial para las Paso del Frente de Izquierda.
Como señaló Altamira en el acto en la Plaza de Mayo, la campaña
electoral debe impulsar la participación del activismo obrero, que pelea en los
sindicatos y en las fábricas. De otro modo, la campaña está condenada al
electoralismo vacío. Sin esta participación, el Frente de Izquierda no podrá
desarrollar la agenda de los trabajadores en el debate nacional, que está
promovida por toda la crisis económica y social y por el cuadro de bancarrota
financiera. Para ello, proponemos la realización de un Congreso obrero
convocado por el Frente de Izquierda.
Organicemos las Paso del Frente de Izquierda: vamos con "Altamira
presidente" contra los tres mosqueteros del ajuste.
Gabriel Solano
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