A raíz de la detención de Sala,
se ha producido un intenso debate sobre su rol político. La
caracterización de que su accionar debilitó al Estado es complemente
interesada, ya que su organización fue un instrumento para estatizar al
movimiento popular de la provincia.
La Tupac Amaru ha terminado cumpliendo un rol regimentador de la
protesta social, una suerte de servicio paraestatal para mantener el orden.
Durante el último período de la “década ganada”, particularmente bajo
el gobierno de CFK, la Túpac ha mantenido una política de no cortar las rutas,
por lo menos las nacionales.
Son reiteradas las veces que se han producido ataques de la Túpac Amaru
hacia otras organizaciones sociales y de trabajadores. En la mayoría de los
casos fue actuando en defensa del gobierno nacional o provincial, más que una
disputa por “ganar la calle” o por alguna reivindicación.
Cabe recordar que el PO fue impedido de participar de la marcha del
apagón en Ledesma en 2006 por Milagro y su grupo porque éramos críticos del
gobierno de Kirchner y de la dirección de la CTA. Cuando estaba por comenzar la
marcha se acercó Milagro con un grupo de personas, rompió pancartas y volantes,
amenazó y golpeó compañeros (PO Nº 957). Un año antes su organización había
agredido a la CCC y el MST.
En 2010, la Tupac Amaru agredió a trabajadores temporarios del surco,
que luchaban por sus reivindicaciones.
Cuando se produjeron decenas de asentamientos en Jujuy, producto de la
crisis que había resultado de la represión policial de la toma de tierras del
“Triángulo” (2011), en Ledesma, la Tupac fue una fuerza de choque que se
encargó de “levantar” varios asentamientos, siendo funcional a la política del
gobierno que trataba de controlar la situación con el plan “un lote para cada
familia”.
En 2012 se produjo la toma de tierras en Humahuaca por parte de la
Agrupación Titi Guerra, perteneciente a la Red de organizaciones Sociales
dirigida por Milagro Sala, donde fue asesinado de un balazo “Pato” Condori,
habitante de la zona.
Con las organizaciones del “Perro” Santillán tuvo varias acciones
similares, en algunos casos siendo cohorte de las fuerzas represivas, como fue
en la lucha de 2009. La última de importancia fue en 2013 cuando la lista de
Santillán recuperó el gremio y los dirigentes de la Tupac amenazaron con armas
de fuego a la lista ganadora. También reprimió en 2015 a los trabajadores
municipales que se movilizaron al concejo deliberante con el Seom por el pase a
planta y categorización.
En conclusión, la Túpac Amaru fue parte de la “tercerización” de la
represión en la provincia.
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